També distribuirem el full informatiu Paraules per la Pau

EL viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos.
Escóndeme en tus brazos
por esta noche sola,
mientras la lluvia rompe
contra el mar y la tierra
su boca innumerable.
Escucha cómo el viento
me llama galopando
para llevarme lejos.
Con tu frente en mi frente,
con tu boca en mi boca,
atados nuestros cuerpos
al amor que nos quema,
deja que el viento pase
sin que pueda llevarme.
Deja que el viento corra
coronado de espuma,
que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.
Un animador i un parell de pallasses animen al públic a "pasar per l'aro" i a dipositar els seus impostos, els seus diners, a la Hasienda pública. El funcionari els aten i diposita els diners dins la màquina i el polític, que ha contribuït a dissenyar els pressupostos de l'estat, treu, per l'altra costat, tancs, avions, bombes... que va lliurant al militar que es torna boig de content.
Mahmud Darwish no sólo es uno de los más grandes poetas árabes contemporáneos sino también una leyenda viva: sus libros circulan a millares por todos los países árabes y los estadios se llenan para escuchar sus recitales poéticos, acontecimientos irrepetibles que nadie quiere perderse. Hombre laico y moderno, refinado y elegante, Darwish es un palestino de diálogo, aunque su voluntad no se doblegue fácilmente ni esté dispuesto a hacer concesiones humillantes. Una de sus mayores esperanzas es revitalizar la literatura palestina, procurar a toda costa que los problemas políticos no la paralicen. Y para los palestinos, la proximidad física de su poeta es como una fiesta continua, un símbolo de la cultura palestina. No obstante, a pesar de haber alcanzado con creces las metas soñadas, el poeta, desde su actual residencia entre Jordania y Cisjordania, aspira a poder regresar algún día a su tierra natal, Galilea, donde nació el 13 de marzo de 1942.
Amigos,
me basta con que sobreviva alguno de vosotros para vivir un año,
sólo otro año
para amar a veinte mujeres
y treinta ciudades.
Un año es suficiente para dar a la idea un cuerpo de azucena,
para que una tierra desconocida albergue a una chica que me lleve al mar
y me entregue, de sus rodillas, la llave de todos los lugares.
Un año es suficiente para vivir toda mi vida
de un tirón,
en un solo beso
o en un disparo
que ponga fin a mis preguntas
y al enigma de los tiempos confusos.
Amigos, no muráis así.
Por favor, no muráis, esperadme otro
año,
sólo otro año.
Tal vez terminemos la charla y el viaje que
hemos iniciado
e intercambiemos ideas caminando por la calle,
sin horario ni banderas.
¿Hemos traicionado a alguien
para tener que llamar país a cada pájaro
y espuma a la tierra que está fuera de la herida,
para que temamos el susurro?
Quizá podamos proteger al lenguaje
de un sentido que no hemos deseado,
de un canto que no hemos entonado
a los sacerdotes...
Amigos, mártires erguidos
en mi lecho... y en la cintura de una chica de la que aún no he gozado
ni he elevado sobre sus piernas mi oración al dios del jazmín...
Dejadme solo un momento.
Tenemos derecho a tomar el café con azúcar, no con sangre,
a escuchar el sonido de nuestras manos llamando a las perdices que nos
lloran, no la caída de las fortalezas.
Tenemos derecho a censar nuestras venas que hierven
con el viento de los deseos crónicos,
a dar las gracias a la pelusa dormida
en el vientre lácteo
y a romper el ritmo de los cánticos piadosos...
Amigos, mártires,
mo muráis antes de pedir perdón a una rosa que no habéis visto,
a un país que no habéis visitado,
a un deseo que no habéis logrado,
a mujeres que no os han colgado en el cuello
el icono del mar
ni el tatuaje del alminar.
No muráis antes de que formulemos la pregunta que no harán los supervivientes:
por qué la tierra se parece a un membrillo,
por qué la mujer se parece a lo que no se asemeja la tierra,
a las privaciones de los enamorados... y a un río de claveles?
¿Por qué me reconocieron
abiertamente cuando morí...
y me negaron
cuando regresé vivo de mi periplo?
Dios mío, mi cadáver me ha guiado
y les ha hecho regresar a mí.
Cual chimenea, lo han alzado entre ellos.
Amigos, mártires,
pensad en mí un poco,
amadme un poco,
no muráis así, por favor, no muráis,
esperadme otro año,
un año,
sólo otro año.
No muráis ahora, no me dejéis,
amadme para que bebamos este cáliz,
para que descubramos que la ola blanca no es una mujer
ni una isla.
¿Qué haré tras vuestra ausencia?
¿Qué haré después del último entierro?
¿Cómo voy a amar la tierra que os arrebata de mi lado
y os oculta del mar?
¿Cómo voy a amar al mar que ahoga a los que rezan
y eleva el alminar?
¿A quién visitaré los sábados por la tarde?
¿Quién abrirá mi corazón a los gatos?
¿A quién dedicaré el panegírico de esta luna agria sobre el Mediterráneo?
¿A quién llevaré las pertenencias de las mujeres pasajeras y seductoras?
¿A quién dejaré este hastío cotidiano?
¿Qué significará mi vida
cuando no tenga más que mi sombra para apoyarse en la pared de mi sombra, tras vuestra ausencia?
¿Quién me conducirá a mi alma
y la convencerá de que se quede conmigo?
No muráis, no muráis así, por favor,
no me arranquéis de la manzana-mujer
para lanzarme al libro de las elegías
y a los ritos de las perseverantes lágrimas.
No poseo mi corazón para lanzarlo sobre vosotros cual saludo,
no poseo mi cuerpo para hacer un nuevo ataúd y un testamento,
no poseo mi voz para atravesar esta calle elevada sobre el fusil.
Tened piedad de mí, amigos,
tened piedad de las madres desconsoladas que buscan otras albórbolas
para celebrar el nacimiento de los espejos en los estallidos de las bombas.
Tened piedad de las paredes que desean la hierba,
de los escritores en las noticias necrológicas,
tened piedad de un pueblo al que hemos prometido el acceso de la rosa por la puerta de las cenizas amargas.
No desaparezcáis ahora, como el poeta en el sombrero del mago.
¿Quién recogerá las rosas de los mártires?
Esperad, amigos, tened piedad de nosotros.
Nuestras ocupaciones no nos permiten buscar tumbas y una elegía
distinta de la anterior.
¡Qué pequeñas son estas rosas!
¡Qué grande es esta sangre!
¡Qué bellos sois, amigos,
cuando violáis la tierra en el milagro del génesis
o descubrís la fuente entre las rocas de las montañas posibles!
Amigos,
me basta con que sobreviva alguno de vosotros para vivir un año,
otro año.
Un año es suficiente para que caminemos juntos,
para que nos colguemos el río en la espalda como los gitanos,
para que destruyamos juntos el último templo
y coloquemos una piedra bajo otra,
para que retornemos al alma de su exilio
cuando marchemos juntos,
cuando declaremos una pequeña huelga de adoración a las imágenes.
Si me abandonáis ahora, amigos,
si partís
para habitar en la nebulosa del cráneo,
no os llamaré, no os haré elegías
ni escribiré una palabra sobre vosotros.
Ahora no puedo hacer elegías a nadie,
ya sea país, cuerpo,
un cuerpo en un disparo
o un obrero en la fábrica de la muerte unificada.
A nadie,
a nadie...
Que este canto sea
el fin de las lágrimas derramadas sobre todos vosotros, amigos traidores,
y una elegía destinada a vosotros.
Por eso...
no muráis, amigos, no muráis ahora.
Ninguna rosa es más cara que la sangre en este desierto.
No tenéis tiempo.
No muráis así, por favor, no muráis,
esperad otro año,
un año.
Me basta con que sobreviva alguno de vosotros para vivir un año,
sólo otro año.
Un año es suficiente para que ame a veinte mujeres
y treinta ciudades.
Un año es suficiente para que acuda junto a mi madre desconsolada
y le grite: alúmbrame de nuevo
para que vea la rosa desde su comienzo
y ame el amor desde su comienzo
hasta los confines del canto.
Sólo otro año.
Un año es suficiente para vivir toda mi vida
de un tirón,
en un solo beso
o en un disparo que ponga fin a mis preguntas.
Sólo otro año,
otro año,
un año...
Nota de prensa
ETA vulnera la voluntad mayoritaria
de la sociedad vasca
ETA nuevamente ha golpeado las esperanzas de paz de la sociedad vasca con el comunicado publicado hoy en el que anuncia la ruptura del alto el fuego. Tras el atentado cometido el pasado 30 de diciembre en Madrid el proceso de paz entró en una grave crisis que se agudiza con la decisión de ETA de volver a emplear la lucha armada. La violencia, la amenaza y las vulneraciones de derechos humanos son absolutamente inaceptables y rechazadas por la inmensa mayoría de la sociedad vasca.
ETA no puede alegar como razón para romper el alto el fuego la falta de iniciativa del Gobierno o de determinados partidos políticos. Un proceso de paz y de normalización es un camino complicado en el que aparecen obstáculos y dificultades. Cada cual tiene que ser responsable y asumir sus propias acciones. De hecho, ETA exige en su comunicado clarificar la situación pero con la decisión tomada demuestra su nula voluntad de estar dispuesta a dar pasos unilaterales que permitan desbloquear el proceso de paz. Es más, ha decidido romper el alto el fuego y añadir nuevas dificultades en el camino hacia la paz.
Por otra parte, ETA vulnera la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca de fin de la violencia y respeto a todos los derechos humanos de todas las personas. Es especialmente grave que confirme su “decisión de defender por medios de las armas al pueblo que es agredido con las armas”. ETA no escucha los deseos de la sociedad vasca y se arroga un papel que nadie le ha otorgado. Somos una ciudadanía madura que ha apostado inequívocamente por los medios exclusivamente pacíficos y democráticos para resolver nuestros problemas y mejorar nuestra convivencia. Además, ETA emplaza a la ciudadanía vasca a rebelarse y a involucrarse, cuando la sociedad vasca ya se ha movilizado y se ha involucrado, pero en favor de la paz, el diálogo y el acuerdo.
Ante esta situación Lokarri, Red ciudadana por el acuerdo y la consulta, quiere hacer tres llamamientos:
1- ETA debe escuchar la voluntad de la sociedad vasca y poner fin a la violencia de manera definitiva.
2- los partidos políticos e instituciones, ahora más que nunca, deben intensificar el diálogo para acordar una hoja de ruta que permita responder a esta nueva situación y reconstruir el proceso de paz.
3- la sociedad vasca no debe perder la esperanza. El camino hacia la paz es absolutamente irreversible. Las voluntades sociales mayoritarias de fin de la violencia, diálogo y acuerdo son imparables, pese a quien pese, y acabaran imponiéndose.
En este sentido, Lokarri trabajará intensamente para que la sociedad pueda pronunciarse directa y democráticamente a través de una consulta popular, para decir sí al fin de la violencia y al respeto a los derechos humanos, para decir sí a la mesa de partidos, para decir sí al respeto a la voluntad popular y para deslegitimar a todos aquellos que quieren buscar las soluciones por medio de la violencia, la exclusión, la imposición o la negación del diálogo.
5 de junio de 2007