dimarts, 7 d’agost del 2007

cançons Hiroshima

diumenge, a més de les grues de paper, vam posar música. Us trio, a més de Rosa d'Hiroshima que ja us la vaig passar, Hiroshima de Baron Rojo i per qui no li agradi massa el rock dur, Canción de cuna de Hiroshima d'Atahualpa Yupanki.

Les lletres són:

Hiroshima de Baron Rojo

Un sacrificio que se consumó
Nadie lo pudo probar
Fuego de muerte en el cielo cayó, Hiroshima
Un genocidio en nombre de la paz
Grosera farsa infernal
Desde aquel día ya nada fue igual, Hiroshima
¿Quien apretó el botón?
¿Quien oscureció el sol?
¿Quien echó la maldición?
¿Quien inventó ese horror?
Hongo asesino, flor de maldad
Deja tranquila la humanidad
Geisha flor de loto, samurai
Víctima de una traición
¿podréis algún día olvidar
Toda aquella absurda destrucción?
La gente teme otra guerra mundial
Porque sería el final
Signos de muerte amenazan la paz, Hiroshima
Los asesinos quieren olvidar
Esa mañana fatal
Y el armamento crece sin cesar, Hiroshima
¿Quien te sacrificó al Dios de la guerra?
¿Y quién abrió esa herida que no se cierra?
Geisha flor de loto, samurai
Víctima de una traición
¿Podréis algún día olvidar
Toda aquella absurda destrucción?


Atahualpa Yupanki

Ací no tinc massa clar si és la lletra de la cançó (?) o un poema que va escriure després de viatjar al Japó. En qualsevol cas tant la música com el poema són preciosos.

"Como Ave Fénix, de las cenizas renaciendo.
Como una Sinfonía de Beethoven
que alcanza la alegría a través del dolor.
Como un héroe legendario resucitando en cada célula,
organizando el pulso de las arterias,
vigorizando el músculo,
lavando el alma con agua y luz de siglos
hasta recuperarte y consagrarte
al oficio y al libro,
al canto y la esperanza.
Labrador del futuro, gran sembrador del sueño,
Así mi corazón te siente, enamorado,
¡Hiroshima!
Qué noche fue tu noche, kimono desgarrado.
Cuando todo era sol sobre la tierra.
El horror sin fronteras, y la ciudad sin niños,.
Ni pinos en las sierras, ni arrozal en los prados.
Ni un ave, ni una flauta de bambú
contando historias bajo las estrellas.
Todo fue un gran silencio, sin salmo, sin adioses.
Ni lágrima ni salmo.
Sólo un inmenso asombro horrorizado.
¡Hiroshima!
Pero Dios custodiaba tu ternura,
Tu sagrada semilla, tu voz profunda.
Y te recuperaste, y renaciste,
Hasta pintar de nuevo la timidez graciosa del cerezo.
Y las madres pudieron en la tarde
Recomenzar el canto interrumpido.
¡Nem Kororó! ¡Nem Kororó!
Así te siente mi corazón enamorado.
Así te canta mi guitarra Argentina.
Así te digo adiós y en ti me quedo.
¡Hiroshima!.

1 comentari:

Waipu Joan ha dit...

carai, aquesta gent de Barón Rojo!