Sábado, 21 de julio
Contra lo que pudiera parecer, Ariel Sharon tuvo muchos problemas para sacar adelante en el Parlamento israelí el proyecto de construcción del muro de separación. Los sectores más integristas de la derecha se oponían al mismo porque temían que significara el primer paso para el establecimiento de una línea fronteriza entre Israel y un futuro e hipotético estado palestino. Para esos socios de gobierno solo es concebible el Gran Israel, soberano entre el Mediterráneo y el Jordán, y entre el Líbano y Egipto, incluyendo, por supuesto, toda la Palestina ocupada, el Gran Jerusalén y los Altos del Golán. Así pues, la única forma que tuvo el general, ahora moribundo, de superar ese obstáculo parlamentario fue asegurando una y mil veces que la tal valla solo suponía un instrumento de control sobre los movimientos de la población palestina, al objeto fundamental de impedir los atentados terroristas indiscriminados que fueron tan frecuentes en aquellas fechas.
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La municipalidad de Jerusalén celebra estos días el cuadragésimo aniversario de su *reunificación*, en realidad la anexión de su parte oriental gracias a la Guerra de los Seis Días, la misma que permitió a Israel hacerse con Cisjordania y Gaza. Los ciudadanos de Jerusalén Este son, pues, también contribuyentes a sus arcas municipales, pero los servicios que reciben del ayuntamiento no admiten comparación con los que disfrutan los habitantes del lado judío. Quizás el aspecto en que esta discriminación se haga mas visible sea en la provisión de los servicios de saneamiento y limpieza; un simple paseo por ambos lados de la ciudad nos muestra de forma meridiana el doble rasero con que son tratados sus habitantes (algo habría que especificar aquí sobre el peculiar concepto que tienen de la limpieza los ciudadanos árabes, pero me temo que entraría de lleno en los incómodos terrenos del racismo, y tal vez sea mejor *no meneallo*), lo que constituye una forma más (y van...) de discriminación de la población árabe y alimenta las tesis acerca de la existencia de una política de apartheid premeditadamente orquestada por sus dirigentes.
Contra lo que pudiera parecer, Ariel Sharon tuvo muchos problemas para sacar adelante en el Parlamento israelí el proyecto de construcción del muro de separación. Los sectores más integristas de la derecha se oponían al mismo porque temían que significara el primer paso para el establecimiento de una línea fronteriza entre Israel y un futuro e hipotético estado palestino. Para esos socios de gobierno solo es concebible el Gran Israel, soberano entre el Mediterráneo y el Jordán, y entre el Líbano y Egipto, incluyendo, por supuesto, toda la Palestina ocupada, el Gran Jerusalén y los Altos del Golán. Así pues, la única forma que tuvo el general, ahora moribundo, de superar ese obstáculo parlamentario fue asegurando una y mil veces que la tal valla solo suponía un instrumento de control sobre los movimientos de la población palestina, al objeto fundamental de impedir los atentados terroristas indiscriminados que fueron tan frecuentes en aquellas fechas.
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La municipalidad de Jerusalén celebra estos días el cuadragésimo aniversario de su *reunificación*, en realidad la anexión de su parte oriental gracias a la Guerra de los Seis Días, la misma que permitió a Israel hacerse con Cisjordania y Gaza. Los ciudadanos de Jerusalén Este son, pues, también contribuyentes a sus arcas municipales, pero los servicios que reciben del ayuntamiento no admiten comparación con los que disfrutan los habitantes del lado judío. Quizás el aspecto en que esta discriminación se haga mas visible sea en la provisión de los servicios de saneamiento y limpieza; un simple paseo por ambos lados de la ciudad nos muestra de forma meridiana el doble rasero con que son tratados sus habitantes (algo habría que especificar aquí sobre el peculiar concepto que tienen de la limpieza los ciudadanos árabes, pero me temo que entraría de lleno en los incómodos terrenos del racismo, y tal vez sea mejor *no meneallo*), lo que constituye una forma más (y van...) de discriminación de la población árabe y alimenta las tesis acerca de la existencia de una política de apartheid premeditadamente orquestada por sus dirigentes.
1 comentari:
Per la temàtica que toques amb aquests posts, que ens fan arribar un punt de vista directe, penso que -si et ve de gust- podríes afegir-te a Palestineblogs: http://palestineblogs.org/
Sense compromís!
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