dissabte, 21 de juliol del 2007

Adolfo des d'Israel (6)


Miércoles, 17+1 de julio

Aunque Jerusalen esta hoy día bajo dominio israelí, su ciudad vieja esta dividida en cuatro barrios: árabe, cristiano-ortodoxo, armenio y judío. El recinto amurallado que los alberga contiene los lugares sagrados de las tres grandes religiones monoteístas y a ello debe que sea, desde el punto de vista de un ateo convicto y confeso, el lugar del mundo con mayor cantidad de tarados por metro cuadrado.
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Uno imagina que el impulso vital de esta ciudad no se desarrolla únicamente por su superficie, aun advirtiéndose en esta y especialmente en su parte árabe, un frenesí y un dinamismo endemoniados. Los tres milenios de edad con los que cuenta (y tal vez me quede corto) y el tórrido calor que ha de soportar durante buena parte del año dan credibilidad a la hipótesis de que su subsuelo este horadado de grutas, túneles, criptas, cámaras secretas y demás vericuetos donde sus sucesivos moradores han perpetrado la historia y se han guarecido del sol inclemente. La sorpresa salta al encaramarse a la azotea de sus edificios y descubrir que existe una red paralela de caminos y plazas que permite atravesar alternativamente la ciudad. Lamentablemente, el romanticismo de este entramado de callejuelas (que bien pudiera haber hecho las delicias de Manuel Vázquez Montalbán en el improbable caso de que lo desconociera) se rompe al toparnos con una garita de policía y percatarnos entonces del porque de su existencia: servir de vía de paso a los judíos que se desplazan desde la Jerusalen extra-muros a sus santos lugares, sin tener que toparse en su camino con la siempre desagradable presencia de los, para ellos, infieles. Lo dicho, una ciudad de tarados.
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No hemos entrado, ni probablemente lo hagamos, en la Palestina ocupada pero, aun así, no es infrecuente tener que afrontar alguno de los controles militares que los israelíes instalan arbitrariamente en cualquier camino o carretera que les plazca. La estenografía se repite: vallas en la carretera, un pequeño puesto para los miembros del reten se cubran del sol, el soldado con su respectiva arma que abre la portezuela de la furgoneta y que, después de mirarnos con altanería y desprecio, pronuncia algo que se parece a 'passports', pasa a revisarlos con esa indolencia tan típicamente castrense y que, cuando le sale de la punta de la polla, cierra de un fuerte golpe la puerta. Esa es la señal para que podamos continuar. Resulta incluso reconfortante reconocer como se parecen todos los militares del mundo.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Desde occidente se denuncia constantemente la ocupación de Palestina por parte de Israel, pero ¿por qué en Occidente no denunciamos la situación de una comunidad que está doblemente ocupada, doblemente atacada y doblemente perseguida? Los cristianos constituyen sólo un 2% de la población de Palestina, pero llevan allí desde hace más de 2000 años, son tan palestinos como los musulmanes, pero son casi invisbles a los ojos occidentales.
Los cristianos palestinos, que en la década de los 50 constituían un 20% de la población, han visto como su comunidad quedaba reducida a sólo unos cuantos miles de personas sin que nadie haga nada por impedirlo. La emigración masiva debido al conflicto palestino-israelí y la persecución de los palestinos musulmanes que quieren imponerles el islam, ha provocado que actualmente haya más cristianos palestinos repartidos en el mundo que en Palestina.
Pero ¿es que acaso no son ellos ciudadanos de Palestina? ¿Es que por profesar otra religión tienen que ser tratados como ciudadanos de segunda?
¿Por qué en Occidente no se denuncian sucesos como los de Taybeh? ¿Por qué los palestinos musulmanes siempre denuncian la ocupación de Israel pero no dicen que ellos también despojan de sus tierras a familias cristianas? ¿Por qué no se denunció la tortura y asesinato de dos jovenes hermanas cristianas?
Lo único que hace Occidente es mirar para otro lado, se limita a denunciar aquello que le interesa y cierra los ojos ante las injusticias que no le conviene que se sepan.
En Palestina los cristianos agonizan y en Occidente,tierra de democracia y libertad, no se quiere admitir que el mundo aun hay gente que sufre por creer en una religión distinta a la de la mayoría